Manejar la incertidumbre desde la consulta de atención primaria forma parte del ejercicio de la propia profesión del médico de familia.
Aprender a convivir con la falta de pruebas implica un importante grado de madurez profesional que se traduce en una mayor satisfacción a la hora de poder manifestar abiertamente las múltiples decisones sanitarias adoptadas de forma instantánea durante la consulta.
Sorprendentemente , muy poco tiempo se dedica a formar a los médicos de familia en la que será una de sus principales habilidades y virtudes asitenciales.
Sorprendentemente también, muy poco tiempo se dedica entre la profesión médica a manifestar la importancia de este concepto que resulta básico para trabajar adecuadamente como médico de familia.
Obviamente se trata de una realidad en muchos casos inconsciente y modulada por muchísimos factores de diversa índole personal y profesional.
Podemos hablar incluso de la importancia de un personalidad consistente, con pocas lagunas y márgenes para el error, la que puede hacer posible un profesional dispuesto a manejar la incertidumbre como una de sus principales herramientas y virtudes.
Trabajar sobre el pleno desarrollo de una fuerte personalidad puede representar, sin duda, un ejercicio clave y práctico cuando se quiera establecer el paradigma del profesional que deba de soportar ante sus limitados recursos la incertudumbre de la realidad asistencial.