La paradoja de nuestra profesión


La primera premisa para disfrutar en el trabajo del día a día es precisamente la seguridad en uno mismo. Esto implica saber el papel que uno ha de desempeñar sin dejarse influenciar por quien puede entender nuestro rol de una manera diferente al que debería de ser.
Entender el rol del médico de familia quiere decir saber de la presencia de una persona sobre la que se presupone recae la atención sanitaria mantenida en el contexto de la longitudinalidad .
Si entendemos que un número habitual de personas que tienen el mismo médico de familia asignado puede ser de alrededor de 1500 personas , las posibilidades de intervenir en diferentes aspectos sanitarios de todas estas personas y durante varios años podría ser de varios miles de actos sanitarios , todos ellos destinados a conseguir un mejor estado de salud de esta población.
Si es precisamente en esta naturaleza amplia del concepto de salud donde más sentido tiene la definición del médico de familia, es también en esta amplia definiciòn donde más se diluye su propio concepto de forma paradógija.
Parece como si no pudiera ser posible que el médico de familia fuera sencillamente eso un profesionalaltamente cuaalificado.
Si el debate de la conveniencia de potenciar la figura del médico de familia se traslada a la necesidad imperiosa de reivindicar una figura entrañable , esta circunstancia puede implicar un aspecto claramente negativo para nuestra profesión.
Podríamos considerar que la tecnología y el cientifismo se decantarían a estar presentes en el verdadero debate científico, miestras que el médico de familia, tan entrañable él, se limitaría a participar como figura cercana y comprensible.
A pesar del factor humano que caracteriza nuestro trabajo deberíamos saber integrar dicho factor como elemento adecuadamente científico en nuestro quehacer asistencial, para evitar juicios pararelos de la comunidad científica internacional.